Mientras se pedía una ambulancia de urgencia, los policías subieron a la madre y a la niña al patrullero y partieron rumbo al hospital local Ernesto Accame.
Durante el traslado, el personal policial continuó vigilando a la niña, que poco a poco recuperaba el color y la respiración. Al llegar al centro de salud, los médicos confirmaron que la beba estaba fuera de peligro y comenzó a recibir la atención necesaria.
Según contó la madre, todo sucedió en cuestión de segundos. Estaba en un edificio público cuando notó que su hija no reaccionaba. Corrió sin pensar hasta la comisaría más cercana buscando ayuda, y allí encontró la respuesta que necesitaba.
Desde el Ministerio de Seguridad destacaron la intervención del personal policial, subrayando la importancia de la capacitación permanente en maniobras de primeros auxilios. En este caso, el reflejo, la empatía y la decisión de actuar marcaron la diferencia entre una tragedia y un final con esperanza.